Es esta necesidad de inagotable de contarte entre mis cuentos...
grito de mi silencio, ingeniero de mis miedos, latido de un sin sentido.
Que mi olvido nunca te encuentre y ni siquiera se le ocurra susurrarte
porque es mi alma de niña, la que por los siglos de los siglos,
te dibuja y te sueña como el puente donde pasa mi esperanza.
Solo me queda convertirte en letras que a nombre de tu ausencia,
me dan la calma.
Descansa... y no dejes nunca de mirarme, de levantarme
cuando más te necesito, mientras con dolor,
dibujo en mi mente, aquella tarde que te fuiste...
¿Te fuiste?
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